miércoles, 3 de marzo de 2010

La ira - 3º Parte





Un ruido me devolvió al presente. Me incorporé de inmediato, no sabía de dónde provenía hasta que por fin vi a Lestat entrar en mi habitación, subir a mi cama y acurrucarse entre mis muslos, rozando su cola por mis brazos. Pude ver cómo, tras la ventana, la lluvia trastornaba la tranquilidad de la calle. Me quedé escuchando el agua caer, el ronroneo de Lestat. Como adoraba la serenidad de aquel felino que descansaba plácidamente…>>

- Brisy, me tienes preocupado. Dijo aturdido, sin saber que cuanto más preocupado y nervioso estaba más tranquila y serena actuaba yo.

- ¿Qué quieres tomar? Le dije mientras seguía girando la cucharita a la espera de que aquello se enfriase.

- ¡Camarera! Dije alzando la mano.

- Un cappuccino con nata descafeinado, por favor. Le pidió él.

De pronto empecé a recordad mi interés por él, como odiaba esas palabras, que nos pareciéramos tanto. El sabía que odiaba eso y aún así lo estaba haciendo. En este instante lo odié más por eso que por cualquier cosa que me hubiera hecho antes.

- Lo siento se nos acaba de romper la cafetera, hemos llamado a un técnico para que venga. Se justificó ella.

Que satisfacción al irlo, me sentí bien porque él estaba insatisfecho, aunque fuera algo tan insignificante, me evocó sentimientos ya olvidados.

- Tranquila, no te preocupes tráeme una tónica. Le dije yo para tranquilizar su mal estar.

Kaleb me miró aturdido. Deslicé mi mano empujando mi cappuccino y sin mediar palabra comprendió mi actuación anterior…>>

Sólo se podía ver el brillo de sus ojos, iluminados por la luz que entraba. Lo acaricié, su suavidad transmitía paz, pero en aquel momento nada me podía apaciguar. Cogí aquella placa que tenía en su cuello, donde ponía su nombre y la acaricié. La miré fijamente un momento…>>

- Enserio, dime que es lo que quieres. Después de todo este tiempo sin saber de ti, me desconciertas con tu mensaje, ahora vengo y no me dices nada. Me dijo mirándome fijamente.

Pude percibir la rabia en sus palabras. La rabia por saber que solo yo era capaz de perturbarlo, solo yo conseguía que se preocupara por alguien y por quien menos quería preocuparse era por mí.

Ya tenía mi tónica y una sonrisa sarcástica se marcó en mi cara.

- En todo este tiempo me he dado cuenta de que no puedo sacarte de mí, no puedo olvidarte por más que lo intento.

Mis palabras lo dejaron perplejo, no podía disimularlo, me conocía demasiado como para imaginar que alguna vez oiría aquello de mí. Al ver que no reaccionaba apoyé la cabeza en mis manos, quería que supiera el dolor que sentía por dentro al estar pronunciando todo aquello, el trabajo que me costaba.

- ¿Me estás diciendo que quieres volver conmigo? Me preguntó

- Te estoy mostrando mis sentimientos, porque creo que es la única manera de superar todo esto…>>

Encendí la luz del pasillo para caminar más tranquilamente. La sed me abordaba de tal manera que no veía el momento de llegar al frigorífico. Abrí la puerta, el contraste de temperatura me reconfortó. Cogí una botella de agua, me senté en la mesa. Lestat se avecinaba por el pasillo, no le gustaba estar solo…>>

- Ha sido un error quedar contigo, no sé porque tenía la esperanza de que las cosas cambiarían. Ya veo que no es así. Pronuncié las palabras observándolo atentamente, viendo como poco a poco iba absorbiendo todo el cappuccino. Sabía que cuando terminara de tomárselo se marcharía. Esta vez sería para siempre.

-No, esta vez no te vas a ir antes que yo. No volveré a soportar que te alejes. Pensé

- De verdad, todo ha sido un error. Le dije mientras me levantaba.

Quería salir de allí, olvidarlo todo y seguir con mi vida, pero una mano me agarró por el brazo y me impidió escapar…>>


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