viernes, 5 de marzo de 2010

La ira - 5º Parte (final)

El agua seguía cayendo a borbotones. Me levanté del suelo, me acerqué a la repisa. Contemplé la ciudad extendiendo los brazos hacia los lados. Alcé la cabeza hacia atrás. Cerré los ojos para poder sentir cada gota en mi piel, sentir el agua deslizándose por mis labios. Abrí la boca; quería beber de aquello; quería saciarme de lo único que conseguía calmarme…>>

Sus ojos verdes se abrieron cuando notó el filo en su garganta. Me cogió de la cintura y apretándome hacia él dijo:

-Hazlo, si de verdad lo deseas, acaba conmigo.

-¿De qué me serviría matar a una persona que ya está muerta? Le dije quitándola de su garganta. Podía notar su respiración entrecortada, podía ver el odio que tenía acumulado. Me hice a un lado y volví a guardarlo.

Me levanté y terminé de vestirme. Él aún estaba asimilando mis palabras. Cogí su despertador y se lo coloqué donde pudiera verlo mejor.

-El tiempo corre y no a tu favor. Le dije para después despedirme con un dulce beso.

Cogí las llaves de mi casa y salí de aquella agonía…>>

Entré de nuevo decidida a actuar. Corrí hasta mi habitación, rebusqué entre los cajones.

-¿Dónde está? Dije alterada.

Cuando por fin encontré una foto que nos habíamos hecho en nuestro último viaje, me dirigí al baño, sin olvidar mi bolso. Una vez allí, tiré la foto al lavabo con furia. No quería verla más. Busqué en el bolso hasta encontrar el frasco. Lo vacié encima de la foto y con un mechero hice desaparecer el recuerdo más preciado de lo que un día llamé romance. Mientras todo ardía miré al espejo y pude verme en el Street café, sola; agitando con una cuchara lo que después se convertiría en el instrumento de mi venganza. Me vi cogiendo del bolso el mismo frasco. Me vi echando unas gotas en la taza y con una sonrisa volver a guardarlo. La misma sonrisa que tenía ahora al ver las cenizas. Estaba contenta, ya podía dormir tranquila.

jueves, 4 de marzo de 2010

La ira - 4º Parte

Lestat, Lestat, creo que eres el único que me comprende y sabe que ahora no puedo estar sola. ¿Qué haría yo sin ti? Le dije mientras lo cogía y lo apretaba contra mí.

Cerré los ojos. Coches, atasco, tráfico. Yo me encuentro en el interior del coche. A mi lado, Kaleb.

Abrí los ojos, suspiré.

-Lestat, ¿qué hago? Quiero olvidarlo todo, quiero desaparecer, dormir.

Volví a cerrar los ojos. Llaves introduciéndose en la cerradura de una puerta que había visto muchas veces antes. Entro en la casa, siento calma y serenidad. Kaleb me acompaña y me invita a sentarme. Quiere escucharme quiere que confíe en él.

-¿Echarán algo bueno en la tele? Le dije a mi felino.

-Vamos a verlo, quizá así me despeje.

Lo cogí en mis brazos y me dirigí al salón. Allí me senté y encendí la tele. Estuve haciendo zapping durante un tiempo, pero pronto me cansé y solté el mando bruscamente. Estaba inquieta no quería volver a evadirme en los recuerdos…>>

-Aquí hablaremos más tranquilamente. Me dijo mientras se sentaba a mi lado en el sofá.

Yo no hablaba, no me movía, parecía un espectro, sin sentimientos.

-Brisy, no puedo soportar verte así, sin decirme nada. Por favor háblame, yo te escucharé.

Lo miré a los ojos muy fijamente.

-Aún te quiero, Kaleb, no quiero sentirlo, pero es así, y es algo que me quema por dentro. Debería seguir odiándote, debería de seguir odiándola, pero no puedo, necesito estar contigo.

-Me cuesta mucho decírtelo, pero no siento lo mismo por ti, lo nuestro no funcionó. Me dijo cogiéndome por los hombros para tranquilizarme.

No dije nada, cerré el puño y golpeé el sofá con rabia. Lo miré con todo el rencor que podía mostrar.

-Lo sé, y te juro que te odio por ello. Respondí…>>

Suspiré, no había manera de dejar de recordar, tenía mucho calor, necesitaba aire fresco. Me incorporé y subí las escaleras hasta la terraza. Salí, pronto el agua me empapó por completo, no me importaba; es más, era lo único que aliviaba mi mal estar. Me acurruqué en una esquina y me abracé las rodillas…>>

Él y yo estábamos en su habitación, todo estaba rodeado de dibujos manga, adoraba el manga, aquello era excitante. Me empujó hacia la cama, lo miré expectante. Se sentó encima de mí. ¿Era aquello lo que de verdad quería? Me pregunté. La verdad ya no importaba. Lo besé fuertemente y acerqué su torso desnudo al mío…>>

Seguía empapada, cada vez llovía con más ímpetu. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. De pronto alcé la vista y la contemplé, la Luna había salido por fin. Sonreí, verla hizo que me emocionara, su blancura, su perfección hizo que una lagrima callera por mi cara y se perdiera entre el resto de las gotas…>>

Los dos bocarriba contemplamos el vacío, nada en concreto. Estuve un rato así, hasta que pude darme cuenta de que él se había dormido. Lo miré, que dulce era cuando dormía, lo acaricié.

-Si, lo tengo que hacer, no puedo soportarlo. Pensé.

Me giré bruscamente y alargué mi mano hasta encontrar el objeto deseado. Desenfundé lentamente el puñal para no hacer ruido.

-Tengo que hacerlo no hay otra salida, ya no puedo hacer nada. Volví a pensar.

De un movimiento me coloqué encima suya…>>

miércoles, 3 de marzo de 2010

La ira - 3º Parte





Un ruido me devolvió al presente. Me incorporé de inmediato, no sabía de dónde provenía hasta que por fin vi a Lestat entrar en mi habitación, subir a mi cama y acurrucarse entre mis muslos, rozando su cola por mis brazos. Pude ver cómo, tras la ventana, la lluvia trastornaba la tranquilidad de la calle. Me quedé escuchando el agua caer, el ronroneo de Lestat. Como adoraba la serenidad de aquel felino que descansaba plácidamente…>>

- Brisy, me tienes preocupado. Dijo aturdido, sin saber que cuanto más preocupado y nervioso estaba más tranquila y serena actuaba yo.

- ¿Qué quieres tomar? Le dije mientras seguía girando la cucharita a la espera de que aquello se enfriase.

- ¡Camarera! Dije alzando la mano.

- Un cappuccino con nata descafeinado, por favor. Le pidió él.

De pronto empecé a recordad mi interés por él, como odiaba esas palabras, que nos pareciéramos tanto. El sabía que odiaba eso y aún así lo estaba haciendo. En este instante lo odié más por eso que por cualquier cosa que me hubiera hecho antes.

- Lo siento se nos acaba de romper la cafetera, hemos llamado a un técnico para que venga. Se justificó ella.

Que satisfacción al irlo, me sentí bien porque él estaba insatisfecho, aunque fuera algo tan insignificante, me evocó sentimientos ya olvidados.

- Tranquila, no te preocupes tráeme una tónica. Le dije yo para tranquilizar su mal estar.

Kaleb me miró aturdido. Deslicé mi mano empujando mi cappuccino y sin mediar palabra comprendió mi actuación anterior…>>

Sólo se podía ver el brillo de sus ojos, iluminados por la luz que entraba. Lo acaricié, su suavidad transmitía paz, pero en aquel momento nada me podía apaciguar. Cogí aquella placa que tenía en su cuello, donde ponía su nombre y la acaricié. La miré fijamente un momento…>>

- Enserio, dime que es lo que quieres. Después de todo este tiempo sin saber de ti, me desconciertas con tu mensaje, ahora vengo y no me dices nada. Me dijo mirándome fijamente.

Pude percibir la rabia en sus palabras. La rabia por saber que solo yo era capaz de perturbarlo, solo yo conseguía que se preocupara por alguien y por quien menos quería preocuparse era por mí.

Ya tenía mi tónica y una sonrisa sarcástica se marcó en mi cara.

- En todo este tiempo me he dado cuenta de que no puedo sacarte de mí, no puedo olvidarte por más que lo intento.

Mis palabras lo dejaron perplejo, no podía disimularlo, me conocía demasiado como para imaginar que alguna vez oiría aquello de mí. Al ver que no reaccionaba apoyé la cabeza en mis manos, quería que supiera el dolor que sentía por dentro al estar pronunciando todo aquello, el trabajo que me costaba.

- ¿Me estás diciendo que quieres volver conmigo? Me preguntó

- Te estoy mostrando mis sentimientos, porque creo que es la única manera de superar todo esto…>>

Encendí la luz del pasillo para caminar más tranquilamente. La sed me abordaba de tal manera que no veía el momento de llegar al frigorífico. Abrí la puerta, el contraste de temperatura me reconfortó. Cogí una botella de agua, me senté en la mesa. Lestat se avecinaba por el pasillo, no le gustaba estar solo…>>

- Ha sido un error quedar contigo, no sé porque tenía la esperanza de que las cosas cambiarían. Ya veo que no es así. Pronuncié las palabras observándolo atentamente, viendo como poco a poco iba absorbiendo todo el cappuccino. Sabía que cuando terminara de tomárselo se marcharía. Esta vez sería para siempre.

-No, esta vez no te vas a ir antes que yo. No volveré a soportar que te alejes. Pensé

- De verdad, todo ha sido un error. Le dije mientras me levantaba.

Quería salir de allí, olvidarlo todo y seguir con mi vida, pero una mano me agarró por el brazo y me impidió escapar…>>