viernes, 4 de junio de 2010

Hay que hacer lo que es debido. Primera parte




ATENCIÓN: Si no has visto la primera temporada completa de The Vampire Diaries no lo leas, porque contiene Spoilers de la serie.


Ella estaba agotada psicológicamente, necesitaba un poco de calma en su ajetreada vida. ¿Por qué le parecía estar viviendo en una peli de acción todos los días? Desde que aparecieron no paran de suceder cosas a cual más terrible. Encima ella estaba de vuelta dispuesta a arrebatarle a Stefan, claro que al parecer ya no tenía que quitarle nada. Estaba segura de que en cuanto ella hiciera un chasquido con los dedos, lo tendría como su perrito guardián que es. Sí, tal vez el otro hermano sea el que tiene la fama de no haberlo superado, pero no era el que se había enamorado dos veces de la misma mujer. Quizá el sabía mas sobre Stefan, quizá el podría resolverle muchas de las dudas planteadas. En cualquier caso sólo hay una manera de averiguarlo.
Eran las 3 de la madrugada, no es que fuera la mejor hora para ir de visita, pero no tenía otro remedio, además que coño, si eran vampiros y Damon siempre le iba a tener la puerta abierta para ella.
Al llegar, la puerta estaba abierta. Después de tanto tiempo eso no le molaba un pelo. Le llamo varias veces por su nombre mientras entraba sigilosamente mirando a su alrededor. Pronto se dio cuenta de la situación. En el salón, junto al sofá, estaba tirado en el suelo con  lo que parecía una estaca en el costado y un gran charco de sangre a su alrededor – ¡Damon!–Exclamó mientras se acercaba a socorrerlo. –Pero, quién te ha… ¡Cómo ha pasado!–Le dijo mientras le sacaba la estaca. –Helena, ¿de verdad eres tú?–Susurró entre sollozos. –Has perdido mucha sangre debes alimentarte, ¿Dónde está la sangre? – Esa hija de puta se lo ha llevado todo y me ha dejado como un pincho moruno tirado en el suelo. – ¿Katherine?– No hubo respuesta.
Helena barajó rápidamente todas las soluciones posibles, y pronto recordó aquella situación, cuando Stefan tuvo que alimentarse de ella. –Ni se te ocurra, Helena he perdido demasiada lo más probable es que te deje seca. Cada vez le costaba más terminar las frases. –No pienso hacerlo, asique ayúdame a subir a mi habitación.
Cuando por fin pudieron llegar Helena lo tumbó en la cama y se sentó a su lado. Sabía que si no se alimentaba pronto no existiría nunca más Damon. Debía darle su sangre pero él no quería, sólo necesitaba que la probara.

–Damon, ¿y ahora que va a pasar?¿Simplemente vas a morir?—Sé que ahora mismo soy irresistible pero créeme no te gustaría  experimentar lo que está pasando por mi cabeza ahora mismo, no te gustaría ver lo que soy capaz de hacerte. —Hasta en el lecho de muerte sigues siendo el mismo— Los dos rieron. – Enserio Helena, me juré a mi mismo que si alguna vez conseguía tener un amigo lo conservaría y que no me haría un sorbete con él, además  ¿probarte después de Stefan?, agg. — ¡Serás idiota!–Le golpeó en la cabeza. Ella sabía que estaba haciendo todo eso para distraerla. – ¿Le has dejado por ella verdad?–Le preguntó Damon. —Entre otras cosas, pero desde hace un tiempo no estoy segura de lo que siento por él. — Damon la miró fijamente a los ojos. Dios hasta moribundo lo encontraba sexy. Sin pensárselo dos veces le besó, fue un beso rápido pero pronto él se lo respondió. Entonces Helena mordió su lengua, tan fuerte que pronto emanó unas gotas de sangre. En cuando Damon la notó quiso apartarse pero ella se colocó encima para inmovilizarlo, estaba indefenso, no tenía fuerza suficiente para quitarla de encima. Le cogió la cabeza y se la apretó fuerte hacia ella mientras le besaba enérgicamente. Notó un cambio en él, se apartó y le ofreció su muñeca.
 Damon le cogió la mano y le acarició la muñeca. Helena se dio cuenta de que no llevaba su anillo, oh dios esa perra se lo había llevado. Lo observó, ahora parecía un animal feroz cuyo único objetivo era su sangre. Él la miró y después miró su muñeca, jadeaba, notaba que el corazón le latía con fuerza. —Hazlo— Dijo ella. De pronto notó como dos agujas se le clavaban  y un escalofrío le recorrió todo el cuerpo. Damon gimió al notar su sangre en la boca.  Ella sentía como le succionaba cada gota de sangre, aquello le dolía, no era tan delicado como con Stefan. Se tumbó al lado, se estaba mareando, palidecía. Mientras Damon parecía disfrutar con todo aquello, estaba muy concentrado. Lo observaba mientras bebía, todo se estaba oscureciendo, tenía mucho frio…

2 comentarios:

Anónimo dijo...

joder, joder, joder, siguee!!!! por que me dejas a medio de esa manera!!!!!! me ENCANTA!!! dios, es la ostia... me encanta cuando dice lo del pincho moruno... me meo.. que bueno..!!!

Eres la hostia!!

X cierto te he enviado la foto!!

TOMMM B

Anónimo dijo...

X cierto, el titulo me encanta, aunque lo que es debido no es darle sangre si no arrancarle la ropa a bocaos de una puñetera vez jajaja

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