martes, 18 de agosto de 2009

SOBERBIA


Las luces empizas a iluminar toda la ciudad. Cada puntito naranja va creando surcos por las calles. Una leve brisa comienza a la vez que la oscuridad de la noche se abre paso.

Que pequeño se ve todo desde aquí. Pequeños coches llegando a sus destinos, pequeñas personitas vagando e iluminadas por la luz de las farolas.

A lo lejos, la playa casi no se puede identificar.Ya está la luna encargandose de ello.

Yo, apoyada al borde del muro, contemplo el mundo que me rodea. Y la verdad que gusto da ser libre. Estar tumbada en el sofá, pensar "No estaria nada mal subir a la azotea" y que nadie te lo impida. Aunque claro nadie podria impedirmelo porque sinceramente, nadie seria capaz de decirme lo que puedo o no hacer.

Asique aquí estoy, con el mundo bajo mi hechizo. Me fijo en dos chicos que pasean por la calle. Los observo sin que se den cuenta de ello. Lástima, porque de ser así hubieran disfrutado de unas buenas vistas.

Introduzco la mano en mi bolsillo y vuelvo a sacar el tiket en el que aquella ingenua camarera me habia escrito su número. Fue atrevido por su parte, lo reconozco, pero la verdad es que no me sorprendió, nada mas verla supe que había caido en mi telaraña.No es la primera vez que me pasa. Es simple, controlar y manejar a las masas es una virtud que pocos poseemos, muy pocos.

No dependo de nadie y eso junto a la seguridad en mi misma es lo que atrae a las personas. Allá por donde voy dejo mi huella. No es que me sienta orgullosa de ello, simplemente soy así y no pienso ir en contra de mi naturaleza. Asi que si esta pobre camarera piensa que por haberme escrito su número me tiene en el bote está completamente equivocasda.

Aunque quien sabe quizá me de un caprichito y le conceda el mayor placer que podrá experimentar en toda su vida.

1 comentarios:

Maria Medina Perez dijo...

anda brisy tu por aqui!!



jajajajajaja me hago tu seguidora unbesazo guapa*

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